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This topic contains 3 respuestas, has 0 mensajes, and was last updated by  Anónimo hace 12 years, 4 months.

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  • #19881

    Anónimo

    Juntemos las fuerzas contra los tarifazos e impuestazos.
    Incluso cuando el tarifazo en los servicios públicos y el transporte ya es indisimulable, el gobierno insiste en que los aumentos se encuentran plenamente justificados porque su precio constituiría un absurdo regalo para los usuarios. Conforme a esta línea de razonamiento, ha encarado una campaña por la renuncia voluntaria a los subsidios, en una suerte de tarifazo auto-inflingido. En algunos lugares de trabajo, los burócratas sindicales o sus pichones -ya sean de la CTA oficialista o la de La Cámpora- ejercen una fuerte presión sobre los trabajadores para que renuncien a esos subsidios. El mismo trabajo de persuasión voluntaria no lo puede hacer con los impuestazos de los Macri, Scioli o Binner -todo el arco del capitalismo-, los que han sido impuestos por la violencia de la ley.

    Hay que decir, en primer lugar, que una renuncia al subsidio es una aceptación anticipada de todos los aumentos tarifarios que seguirán al que se quiere imponer ahora, como lo piden los empresarios, y como el gobierno ya está ejecutando con los cambios en la facturación. La usina de propaganda del oficialismo omite esta cuestión y sigue mintiendo acerca de que afectaría a una minoría de la población. Los alcanzados por el tarifazo serían, por lo menos, el 65% de la población que no reviste en condición de pobreza. Para el gobierno y para la Cepal, los ‘pobres’ son, sin embargo, el 15%, por lo que en este caso el tarifazo sería para el 85% restante.
    La falacia mayor del oficialismo no se limita a ocultar que la renuncia voluntaria equivale a la aceptación indefinida -y, por lo tanto, nada voluntaria- de los tarifazos subsiguientes. La peor es la que sostiene que los trabajadores estarían malversando un recurso económico al pagar por él una ínfima parte de su costo. Ocurre, en realidad, todo lo contrario: quien se beneficia del precio relativamente bajo de los servicios (bajo en relación con los precios de otros productos) es la patronal, la que contrata obreros pagando salarios inferiores, debido -precisamente- al subsidio a las tarifas.

    La cosa es muy simple: la baratura relativa de los servicios y del transporte se refleja en una canasta familiar que tiene un costo inferior al que correspondería si esos servicios estuvieran computados de acuerdo con su costo. Esa baratura relativa de la canasta familiar se refleja en las negociaciones salariales, cuando los sindicatos reclaman en función de lo que ella cuesta y no de lo que costaría con un precio más alto de los servicios. Así, el reclamo de aumento salarial resulta también inferior. El obrero paga barato un servicio con un salario abaratado como consecuencia del menor costo de ese servicio para él. Su patrón paga un salario menor al que resultaría de computar el servicio a su costo de producción efectivo. Las empresas privatizadas de los servicios y del transporte reciben, en compensación, los subsidios. A través de los impuestos al consumo, la masa de trabajadores paga el déficit que todo esto genera al Estado. No hay nada a lo que ‘renunciar’, porque el obrero ya renunció a la ventaja de una tarifa barata cuando su sindicato pactó un salario relativamente inferior.

    De todo esto surge una conclusión elemental: los salarios deben ajustarse de inmediato según sea el impacto del tarifazo en el costo de la canasta familiar. El gobierno ha roto, con el tarifazo, las obligaciones del convenio colectivo de trabajo, que no tuvo en cuenta este aumento brusco sobre la canasta familiar -que algunos economistas estiman entre 12 y 15 puntos, una enormidad. Por eso, deben convocarse asambleas para diseñar planes de lucha por el ajuste de los salarios. Lejos de ‘renunciar’ a algo que no tiene, el trabajador tiene que salir a pelear para que no le roben lo conquistado.

    El reclamo de una renuncia voluntaria pone de manifiesto que el gobierno tiene pánico frente a la posibilidad de tener que reconocer el carácter confiscatorio del tarifazo. Pero es casi una idiotez creer que va a lograr esa renuncia voluntaria: estamos ante la confesión anticipada de que se viene una crisis política en la implementación del ajuste. El tarifazo, además, no solamente se suma a los impuestazos (en especial de la vivienda), sino al impuesto al salario, que afecta a todos los que ganan por encima de 7 mil pesos. Son varios millones que tendrán que asumir la doble carga de este impuesto y del tarifazo.

    La patronal de los servicios quiere, por supuesto, más, porque la supresión de los subsidios no cambia sus ingresos, sólo alivia la situación fiscal. Poco se ha dicho acerca de que los servicios y el transporte son un fuerte negocio financiero, ya que financian su giro con deuda y no con capital propio. Los favorece para ello que su mercado es cautivo, o sea ‘seguro’, por lo que sufre menos las oscilaciones de la demanda. Sus ingresos asegurados por tarifas obligatorias constituyen una garantía para cualquier prestamista, ya que además gozan de mucha liquidez -o sea dinero en mano. En resumen, el tarifazo es una confiscación económica de los trabajadores y un negociado para los capitalistas.

    ¿Renuncia voluntaria? Las pelotas. Indexación de los salarios, plan de lucha, nacionalización sin indemnización de las privatizadas de servicios y de petróleo-gas.

    #19905

    Anónimo

    Cuando empezaron a subsidiar los servicios no me pidieron permiso. Ni tampoco existía la posibilidad de renunciar a recibirlos.
    Ahora para hacerse los humanos y progres piden mediante campañas publicitarias la renuncia voluntaria.
    Por mi parte, pueden hacer un enorme cucurucho con todos sus subsidios. No voy a responder ni por el si ni por el no.
    No les voy a facilitar la tarea administrativa-legal ni menos pedirles que no me lo quiten. Prefiero pagar a recibir la dádiva de manos de esos ladrones bajo estas condiciones de manoseo.

    #19906

    Anónimo

    Y es más (de caliente que estoy con la tergiversación de la realidad que hacen los delinkuentes K)

    El subsidio nunca me lo dieron a mi, se lo dieron a las empresas para que no aumentaran y .
    Ahora se lo sacan a las empresas y las empresas nos aumentan las tarifas

    ¿Puedo saber por qué tengo que renunciar si no firmé ningún contrato, si el trato era entre ellos?

    El maestro Atahualpa hubiese cantado
    Los logros son de nosotros, las culpitas son ajenas

    O sea que en vez de poner la cara y decir “Ahora les vamos a cobrar mas porque nosotros no subsidiamos mas a las empresas” nos piden que renunciemos nosotros y pongamos la cara por ellos. Ja! Delincuentes que nada asumen, nada en ocho años.

    Que facilidad que tienen los K para dar vueltas las cosas los. Lo único que falta es que ahora nos hagan sentir culpables de que el país se funde por los subsidios a las empresas.

    Y ya que me ponen triste, recuerdo con nostalgia los panegíricos al gobierno que proliferaban los kompañeros co-foristas. Sería bueno que ratifiquen o rectifiquen todos los conceptos vertidos hasta octubre pasado. ¿O será que los que teníamos razón éramos los opositores?

    #19907

    Anónimo

    largaron una especie de encuesta para validar tu necesidad de los subsidios, vieron? een nuestro caso no correspondia ninguna, hasta q llego una q decia, si necesitaba pagar mas de luz, dado q no contaba con otro servicio, agua, gas, etc. Y justamente en nuestro barrio no hay gas natural. jajaja

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